Me atraía el hecho de cambiar el rol del profesor de protagonista a mediador o facilitador así como poder llegar a todos los alumnos independientemente de cuáles fueran sus tipos de inteligencias y ritmos de aprendizaje. Me fascinaba el hecho de poder aprovechar la clase para atender a la diversidad, y convertir mis clases en espacios de participación, creación y colaboración entre iguales mucho más dinámicos y experimentales.
Otros retos que se me planteaban eran asegurar que todos los alumnos tuvieran acceso al contenido ya que no todos ellos disponen de ordenadores y/o conexión a internet. Además, ¿cómo íbamos a comprometer a aquellos que sí disponen de acceso al contenido a visualizar el video para poder trabajar posteriorment en clase? La solución que se me ocurre en el primer caso es disponer de un lugar des del cual estos alumnos puedan acceder a dicha tecnología, como la biblioteca del centro. Y por lo que respecta al segundo caso...bien, en el segundo caso no creo que haya mucha diferencia entre el porcentaje de alumnos que cumplen con sus tareas en la clase tradicional y el porcentaje que lo hace en la clase invertida. Siempre ha habido alumnos que, por los motivos que sean, no cumplen con sus deberes y vienen a clase sin haber trabajado lo requerido para poder consolidar los nuevos conocimientos. En ese caso, dichos alumnos deberían aprovechar el tiempo de clase para ponerse al día y una vez visualizado el video incorporarse a la dinámica de clase junto al resto de compañeros.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Tenéis otras soluciones? ¿Cuáles son vuestras primeras impresiones por lo que respecta a la clase invertida?
Imágenes de https://clipartfox.com
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